Las lluvias artificiales en Dubai han desencadenado la peor inundación en la historia del emirato, con consecuencias devastadoras para la ciudad y sus habitantes. Momentos antes de que comenzara la avalancha de agua, el cielo se tiñó de un inusual tono verdoso, un presagio de la catástrofe que estaba por desencadenarse.
Según explicaciones, las inundaciones sin precedentes fueron el resultado de la siembra de nubes llevada a cabo por el país para inducir artificialmente la lluvia. Sin embargo, en lugar de beneficiar a la región, esta práctica tuvo efectos desastrosos, dejando a Dubai paralizada y sumida en el caos.
Los informes describen escenas de aeropuertos inundados, vehículos flotando en las calles y estaciones de tren anegadas. La ciudad se encontraba totalmente paralizada debido a los estragos causados por las lluvias. Esta situación también se extendió a otros países del Golfo, como Bahrein, Qatar y Omán, donde las inundaciones causaron la pérdida de al menos 18 vidas.
Se ha señalado que el uso excesivo de yoduro de plata en el proceso de siembra de nubes podría haber contribuido a la magnitud de la tragedia. Estas calamidades sirven como un recordatorio de los riesgos asociados con la manipulación de la naturaleza y la importancia de cuidarla en lugar de intentar controlarla indiscriminadamente.