‘Mujeres al Volante’: inclusión laboral para refugiadas y migrantes en Colombia

Mujeres refugiadas, migrantes, desplazadas y víctimas del conflicto armado lideran la primera flota femenina de taxis en el Grupo Movalto, gracias a la graduación de la primera cohorte del programa ‘Mujeres al Volante’ que certificó a 18 conductoras en un evento celebrado este martes, en el Auditorio de la Casa de la Lectura Infantil de Comfenalco Antioquia, ubicado en el centro de Medellín.

Estas mujeres no sólo recibieron su certificación sino que también se vincularon laboralmente en Movalto y al finalizar la ceremonia recibieron sus contratos laborales indefinidos, para empezar a ejercer, luego de un proceso que incluyó una capacitación especial de seguridad vial en colaboración con la Secretaría de Movilidad, denominada “Yo por allá… si voy”.

Esta iniciativa, de la estrategia ‘Juntos por la Inclusión’, un proyecto de cooperación internacional de la caja de compensación en alianza con ACNUR, World Vision y el Grupo Movalto, se convierte en un hito de inclusión laboral para mujeres en situación de vulnerabilidad y marca una hoja de ruta con nuevas oportunidades en un sector históricamente dominado por hombres.

Desde su inicio en julio de 2024, el proyecto ‘Mujeres al Volante’ ha sido una muestra de colaboración interinstitucional, con un enfoque integral que incluye capacitaciones en habilidades blandas y perfilamiento laboral, liderado por World Vision, con un curso de atención al cliente con el SENA y un programa de conducción para la obtención de licencias de tránsito.

Ese mes, ‘Juntos por la Inclusión’ a través de Comfenalco Antioquia, la caja ‘de todos y para todos’, en un trabajo conjunto con World Vision, gestionó la documentación de empleabilidad y la articulación de esfuerzos junto a Movalto, surgiendo la idea de crear la primera flota de taxistas mujeres en Medellín. En agosto y septiembre, a través de jornadas de empleo y entrevistas, se seleccionaron a las mujeres, quienes luego participaron en talleres de perfilamiento y habilidades. Finalmente, en octubre, recibieron la capacitación en conducción y se presentaron a los propietarios de los vehículos, cerrando con su incorporación a la flota de Movalto este mes de noviembre.

Una de las mujeres beneficiadas es Carolina Méndez, quien llegó a Medellín hace un año desde Barquisimeto (Venezuela). “En mi caso particularmente me he sentido muy cuidada por todos. Tengo un niño de 12 años y poder atender a mi hijo, y asimismo tener este empleo que me permita manejar el tiempo y estar pendiente de él y terminar de criarlo con una infancia acompañada, dignamente, con todos los beneficios que implica tener un contrato laboral en este país es un triunfo para todas” expresa.

Desafíos sobre inclusión laboral

La inclusión laboral de las mujeres migrantes venezolanas en Colombia es un asunto complejo que abarca múltiples dimensiones, desde los desafíos socioculturales hasta las barreras estructurales en el mercado de trabajo. En particular, la integración de estas mujeres en sectores laborales tradicionalmente dominados por hombres, lo que representa uno de los principales obstáculos.

Las mujeres migrantes venezolanas, al ingresar a estos ámbitos, enfrentan un reto doble: por un lado, como migrantes, y por otro, como mujeres en contextos laborales masculinizados, en un país que no siempre ha sido completamente receptivo con ellos, y como mujeres en sectores que históricamente las han excluido.

Este desafío se ve reflejado en la poca visibilidad de las mujeres en sectores productivos, especialmente en aquellos vinculados con la construcción, la minería, el transporte, o las industrias tecnológicas, la escasa representación femenina en cargos de liderazgo, y las dificultades para establecer redes de apoyo dentro del trabajo. A menudo, las mujeres migrantes no solo deben demostrar su competencia profesional, sino también superar prejuicios relacionados con su origen y su género.

El acceso de las mujeres migrantes venezolanas a trabajos formales también se ve dificultado por una serie de barreras estructurales, que incluyen la falta de documentación adecuada, el desconocimiento de sus derechos laborales, la escasa inclusión en programas de integración y la discriminación por parte de empleadores que prefieren perfiles con experiencia local.
Además, muchas de estas mujeres tienen una formación académica que puede no ser reconocida en Colombia, lo que limita sus posibilidades de acceder a empleos bien remunerados o con estabilidad laboral. En muchos casos, se ven obligadas a aceptar trabajos informales, precarios y mal remunerados, lo que perpetúa su vulnerabilidad.

La informalidad laboral, además de implicar una inestabilidad económica, también genera un círculo de exclusión, ya que estas mujeres no acceden a las prestaciones de seguridad social, lo cual aumenta su precariedad. Este fenómeno es especialmente grave en el contexto migratorio, ya que muchas mujeres venezolanas no tienen acceso a programas de salud o pensiones, lo cual agrava aún más su situación de vulnerabilidad.

Eliana Montoya, líder de Talento Humano, Cultura y Comunidades del Grupo Movalto, explica que iniciativas como ‘Mujeres al Volante’ no solo cambia vidas, sino que también sienta un precedente para la participación de la mujer en la economía local, demostrando que, partiendo de la inclusión y la diversidad, podemos transformar la sociedad, donde podemos trabajar todos juntos al vincular a las poblaciones vulnerables en la capacidad productiva”.

Muchas mujeres migrantes venezolanas han aprovechado las oportunidades de formación profesional y capacitación laboral que ofrecen organizaciones no gubernamentales, instituciones académicas, cajas de compensación como Comfenalco Antioquia y organismos internacionales como ACNUR y World Vision; así como entidades como el Grupo Movalto y el SENA. Estas capacitaciones les permiten no solo mejorar sus habilidades técnicas, sino también fortalecer su autoestima y confianza, lo cual es crucial para afrontar los prejuicios y estereotipos que pueden enfrentar.

Estas entidades y las redes comunitarias juegan un papel clave en la integración de las mujeres migrantes. Fortalecer estas redes no solo les proporciona un soporte emocional, sino que también facilita su acceso a información sobre derechos laborales, oportunidades de empleo y formación.

Es por ello que estas 18 mujeres formadas y vinculadas laborablemente son un piloto ejemplar, son 18 migrantes que llegaron a Medellín forzadas a desplazarse, a moverse y a dejarlo todo atrás en sus hogares en Venezuela, a quienes se les brindó inclusión socioeconómica y la oportunidad de obtener un permiso de conducción y fortalecer capacidades a través de un proceso de acompañamiento, a través de este programa, que les permitirá establecerse en un trabajo digno que les garantice generar recursos, así como el acceso a los derechos fundamentales y el fortalecimiento de sus medios de vida.

El proyecto “Mujeres al Volante” es una de las primeras iniciativas en Antioquia que contribuye a la transformación de roles históricamente masculinizados, promoviendo la inclusión laboral femenina en sectores no tradicionales. Esto sumado a que es una idea que también surge desde la oportunidad de dar solución a la problemática de déficit de conductores en el gremio